Las vacaciones de verano son para muchas parejas una oportunidad para disfrutar y compartir más tiempo juntos tanto con la pareja como con los hijos si los hay.
Sin embargo, también sabemos según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) de septiembre de 2013, que es precisamente tras el periodo estival cuando se registran las cifras más altas de separaciones y/o divorcios.
Probablemente, muchas de estas crisis estivales podrían superarse llevando a cabo una planificación previa acerca de lo que cada persona espera realizar en sus vacaciones y negociar el tiempo compartido, así como respetar los gustos de la otra persona, intentar sacar un tiempo para la pareja si se tiene hijos y ser capaces de dialogar en lugar de reprochar.
En otras ocasiones, las vacaciones sacan a flote una crisis de pareja que ya venía desarrollándose a lo largo del tiempo, pero que cristaliza justamente en el momento en que pasamos más tiempo juntos y no es posible refugiarse en el trabajo, los compromisos personales… Que permiten a corto plazo mantener una relación que probablemente no funciona desde hace tiempo.
En estos casos es necesario pararse a reflexionar y buscar asesoramiento profesional. Gracias a la terapia de pareja, en la mayoría de los casos se pueden afrontar estos problemas de manera más eficaz, contribuyendo a que vuestra relación sea más satisfactoria para ambos.
Alguno de los síntomas que podrían indicar que estás en crisis con tu pareja son los siguientes:
- Evitas pasar tiempo con la pareja.
- Estar ocupada/o se convierte en habitual.
- Ultimamente parece que han ido aumentando las actividades sociales y laborales en detrimento de la búsqueda de momentos de intimidad y proximidad con tu pareja.
- Se mantiene a lo largo del tiempo un sentimiento de insatisfacción o frustración con la dinámica de pareja, alternando los momentos de discusión con distanciamiento.
- Piensas que la incomunicación no tiene remedio y te convences que “todas las parejas tienen problemas”.