Sin fumar la vida se respira mejor

Si se para a analizar su entorno seguro que identifica o se identifica a sí mismo en uno de estos tres tipos de personas. Por un lado están los que fueron fumadores, pero tras decidir dejar de fumar, con esfuerzo, se han mantenido “limpios” hasta el día de hoy. El segundo caso es el de aquellos que llevan fumando un largo tiempo y de forma intermitente han intentado abandonar este hábito, pero nunca han sido capaces de dejarlo por completo. Por último están aquellas personas, que pese a saberse de memoria los efectos perjudiciales del tabaco y pese a saber que “deberían dejarlo”, simplemente no lo hacen.

A menudo, quienes han intentado sin éxito dejar de fumar y los que quieren pero no lo hacen o no se deciden a dar el paso, mantienen la misma creencia y es la de que es imposible o increíblemente difícil dejar el tabaco. Pues bien, aunque es cierto que no es una tarea fácil, tampoco es tan desmesurada como puede parecer. Millones de personas lo han logrado y por supuesto usted, también puede hacerlo.

Pero ¿Por qué es tan difícil dejarlo?

En el tabaco, como en la mayoría de las adicciones, vamos a identificar 3 elementos básicos que dificultan su abandono.

Por un lado, están toda una serie de creencias erróneas, generalmente relacionadas con mitos o creencias populares, como pueden ser “fumar me tranquiliza”, “dejar de fumar engorda”, “en el fondo el tabaco no es tan malo”, etc.

Por otro lado, está la sustancia en sí misma y los efectos que provoca en el organismo. En este sentido, lo que ocurre es que el cuerpo se habitúa a la nicotina, de forma que cuanto más fuma mayor es la necesidad del organismo por volver a consumirla. Por eso cuando no fuma puede tener esa sensación de inquietud, malestar o nerviosismo. Es lo que se conoce como el síndrome de abstinencia. Por tanto, no es que el tabaco tranquilice, sino todo lo contrario. Cada vez que fuma un cigarrillo en respuesta a ese malestar, está bloqueando el  proceso de deshabituación del organismo, atándolo cada vez más a la constante necesidad de nicotina para no sentirse mal.

Por último, están las conductas asociadas al tabaco, el famoso “cigarrillo con el café”, “¿nos hacemos un descanso mientras echamos un pitillo?”, “me tengo que fumar un cigarro antes de dormir, o si no, no duermo”.

Si usted se encuentra en uno de los dos grupos que mencionados anteriormente, seguro que se siente identificado al analizar su propia relación con el tabaco.

¿Hay alguna forma eficaz para dejar de fumar?

Actualmente se consideran como tratamiento de elección para dejar de fumar, los llamados programas multicomponente o terapias conductuales multimodales. Se caracterizan por combinar varias técnicas  con el objetivo de intervenir sobre los distintos factores que mantienen el hábito. Pueden aplicarse de forma grupal o individual.

Generalmente se habla de 3 fases: motivación y compromiso, abandono del tabaco y mantenimiento (abstinencia). En cada una de ellas se irán aplicando distintas estrategias, con el fin de alcanzar los objetivos específicos de cada etapa. Esto concede gran flexibilidad a los programas multicomponente, permitiendo adaptar las técnicas a cada persona, incrementando así la probabilidad de éxito.

Respecto a los chicles y parches, aún existe cierta controversia al respecto, ya que los autores no terminan de ponerse de acuerdo en cuanto a su eficacia. Mientras algunos apuntan el efecto positivo de las terapias farmacológicas sustitutivas de nicotina, combinadas con las terapias psicológicas, otros señalan que el uso de chicles o parches no necesariamente implica un añadido en la eficacia del tratamiento multicomponente.

Se suele asumir que las terapias psicológicas disponen de menor eficacia frente a otro tipo de tratamientos, pero lo cierto es que los múltiples estudios realizados hasta la fecha han demostrado que las terapias psicológicas no sólo son equivalentes, sino que pueden llegar a ser más eficaces que las intervenciones breves o tratamientos farmacológicos.

En definitiva, dejar de fumar es una labor que requiere esfuerzo y motivación, pero no cabe duda de que los beneficios de superar la dependencia del tabaco (no solo para la salud, sino también para el bolsillo) superan con creces el esfuerzo realizado.

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